PARTIR

De vuelta la viaje sin retorno, aquel viajero ya salio de su barca, y camina riguroso por su vida. Algo de ello quedo en cada rincón por donde paso, mucho de esos mitos que descubra al pasar, se encontraban en la ciudad, pero esta vez a nadie importaba el comportamiento de un zorro de una historia fabulosa que contaba algún pariente. Aquí esa animalidad se convertía, el la misma situación que la naturaleza enseña. Quizás las palomas no podían ser partes de historias parecidas, ni menos los perros convertirse en pastores, ni escuchar en ecos la misma quena que desde lo alto cantaba.

La fabulas fueron contadas año tas año, para que el recuerdo de que en la vida se nos puede enseñar de manera mas fácil, personificando virtudes y defectos a esos animales. Y aunque esta historia no tiene ni animales y moraleja, prefiere dejar la inquietud de que los animales enseñan a compórtanos.








Entre la ciudades se encuentran lugares guardados, cada subida por el mismo camino permite recorrer el recuerdo anterior a la presencia misma del hombre. La historia se perdió entre aquellos papeles que el mismo sartre dejo tirados en el tiempo. Y aunque los viajeros no perdieron sus vuelos. Se llevaron consigo guardados en sus mochilas a los animales que habitan en tan inhóspito lugar, ese otro lugar no existente en la realidad misma de la ubre sino escondida en la conformación del orbe. Para esos lectores astutos queda escondida la metáfora, que no es moraleja, pero llama a la búsqueda del viajero en su Barco sin o con Vela